El terrón se cierne sobre mí.

Las piernas empiezan a fallar. Sientes como un sudor pegajoso y caliente impregna tu cuerpo. Rápido. Debo llegar a la otra salida. Los oigo acercarse, sé que me queda poco tiempo. El aire es irrespirable y a tu alrededor una turba inhóspita se mueve siniestra. Corre, corre; coges de la mano a tu compañero en un vano intento de salir del infierno. Por todos lados el "enemigo". Esta vez lo lograremos, corre, corre. En el último momento la calle se cierra, la turba te atrapa. Volvimos a fallar, estamos atrapados, los siniestros capiruchos pasan a los lejos. Ay! nos ha pillado otra procesión. Estamos perdidos. Sólo queremos llegar a casa, ¡Dios Mío! Ayúdanos...
Stromboli